Presentación

¡¡¡Holaa!!!

Somos unas chicas del 1999 a las que les gusta mucho escribir, nos llamamos Alba y Patty (eme8eme y Como tu quieras, respectivamente).

Cada cierto tiempo colgaremos una entrada con un trozo de uno de nuestros proyectos (diríamos cada semana, pero entre exámenes y vacaciones...). Claro que puede que no sea el final...

También escribiremos algunas ideas o textos que tengamos.

Nos encantaría saber vuestra opinión, aunque nosotras seremos quien tomemos la decisión final, así que no os esperéis nada. Si queréis saber algo sobre alguna de nosotras preguntárnoslo. Y si vais a poner algo, ponerlo muy claro, para no provocar confusiones...

Espero que os gusten las historias, no esperamos gran cosa de ellas, pero queremos compartirlas. Como dice nuestra autora favorita, Laura Gallego "bueno, por algo se empieza, ¿no?"


martes, 29 de mayo de 2012

La leyenda del murcielago

El murciélago una vez fue el ser más bello que volaba de la Creación. El murciélago al principio era tal y como lo conocemos hoy. Un día frío subió al cielo y le pidió plumas al creador, como había visto en otros animales que volaban. Pero el creador no tenía plumas, así que le recomendó bajar de nuevo a la tierra y pedir una pluma a cada ave. Y así lo hizo el murciélago, eso sí, recurriendo solamente a las aves con plumas más vistosas y de más colores. Cuando acabó su recorrido, el murciélago se había hecho con un gran número de plumas que envolvían su cuerpo. Consciente de su belleza, volaba y volaba mostrándolas orgulloso a todos los pájaros, que paraban su vuelo para admirarle. Agitaba sus alas ahora emplumadas, aleteando feliz y con cierto aire de prepotencia. Una vez, como un eco de su vuelo, creó el arco iris. Era todo belleza. Pero era tanto su orgullo que la soberbia lo transformó en un ser cada vez más ofensivo para con las aves. Con su continuo pavoneo, hacía sentirse chiquitos a cuantos estaban a su lado, sin importar las cualidades que ellos tuvieran. Hasta al colibrí le reprochaba no llegar a ser dueño de una décima parte de su belleza. Cuando el Creador vio que el murciélago no se contentaba con disfrutar de sus nuevas plumas, sino que las usaba para humillar a los demás, le pidió que subiera al cielo, donde también se pavoneó y aleteó feliz. Aleteó y aleteó mientras sus plumas se desprendían una a una, descubriéndose de nuevo desnudo como al principio. Durante todo el día llovieron plumas del cielo, y desde entonces nuestro murciélago ha permanecido desnudo, retirándose a vivir en cuevas y olvidando su sentido de la vista para no tener que recordar todos los colores que una vez tuvo y perdió.

sábado, 26 de mayo de 2012

El principio del fin

Kela corría y corría por su vida. Nunca antes había pasado tanto miedo. Mientras la Bestia le perseguía, intentaba recordar sus mejores momentos en la vida.
Las tardes que había pasado con sus amigas de la infancia, aunque la mayoría de ellas estuvieran muertas. Las risas, el olor del bosque, el primer beso... Eso la reconfortó: pensar en sus seres queridos, pero se le acababan las fuerzas y a su vez, la vida.
Su única posibilidad era que Numa consiguiera alcanzarles y matar a la Bestia con su poderosa magia, que había moldeado y conseguido en todos sus años de estudio.
Kela podía correr y correr hasta el infinito, si sus fuerzas también fueran infinitas... Tal vez consiguiera legar al bosque, la dirección a la que se dirigía. El bosque era su hogar, su territorio. Aunque ese no fuera el mismo en el que se había criado, estaría en ventaja porque al descubierto era vulnerable.
A Kela le perseguía la Bestia, un enorme felino que tenía más pinta de mono que de gato, pero que era muy mortal. Era difícil de describir, ya que si te quedabas mirándola fijamente, su poder podía llegar a volverte contra tus aliados, simplemente te hipnotizaba y ya no eras dueño de tus propios actos.
A la Bestia le seguía Numa, aunque no lo sabía y por eso tenían una pequeña ventaja. El joven consiguió darle con un hechizo pirotécnico, pero debido a la distancia, sólo la asustó. Kela siguió corriendo y gracias a Numa consiguió subirse a un punto alto en el límite del bosque, para tener a tiro a la Bestia que avanzaba amenazadora y lentamente hacia su mejor amigo.
Ella sacó un tubo de madera con un dardo tranquilizante, pero sólo disponía de una oportunidad, ya que había perdido su arco en batalla. Arma que había aprendido a utilizar años atrás cuando tuvo que aprender a defenderse sola de alguna manera y su maestro no conocía el uso de la espada, ni de ninguna. Pero tenía buena puntería, por lo que consiguió darle en el costado a la Bestia.
Kela y Numa sabían que no tardaría en despertarse, pero les daría tiempo suficiente para huir y despistarle en el bosque. Por eso eso ahora estaban en una laguna quitándose la sangre para que no siguiera su rastro.
Kela era consciente de que la mayoría de la sangre no era de ninguno de los dos, si no de Suyam, un amigo suyo de combate que había sido dañado por una flecha, proveniente de un arquero que había escapado.
Numa y Kela se cogieron de la mano y anduvieron alejándose del sitio en el que se había producido la batalla.
-Lo más sensato sería coger provisiones si vamos a tardar mucho en salir del bosque- propuso Numa. Ahora, sin sangre, ni barro se distinguían sus rasgos más característicos: ojos grises, pelo castaño...
-Tendremos que cazar y no tenemos armas, con bayas no bastará- dijo Kela.
-En un rato me habré recuperado y podré usar la magia.
Y así pasó una semana en la lucha de la supervivencia, hasta que salieron del frondosos bosque, pero no les gustó lo que encontraron.
Estaban en una ciudad en ruinas con millones de cadáveres. Había habido una lucha y se había perdido... Era como si una bomba hubiera explotado y cinco minutos más tarde una ciudad entera estaba muerta...
Oyeron a alguien tosiendo, era una joven que estaba tirada en el suelo entre la vida y la muerte. Se acercaron y se dieron cuenta de que ya nada podían hacer por ella. Tenía una herida en el costado horrible y otras muchas más por todo el cuerpo, además de la brecha de la cabeza cuya sangre no estaba seca todavía, como las demás heridas, si no que goteaba sin cesar.
-Vino un mensajer...-intentó decir, su voz era débil y cansada.
-Creo que nos puede contar qué a pasado aquí- dijo Kela ofreciendo a la joven la poca agua que le quedaba del lago. Porque por suerte la tenía colgada, así habían sobrevivido: gota a gota. La muchacha bebió y volvió a decir:
-Vino un mensajero diciendo que los bárbaros estaban de camino, que habían... arrasado todo. Éramos su próximo... objetivo- hablaba aceleradamente, por si su tiempo se le acababa antes- Después irían a Liken.
-¿Bárbaros?- se sorprendió Numa.
-Millones- estaban viendo como se le acababa la vida -Se dirigen a Like y...
Nunca llegó a terminar la frase. Apoyó su cabeza en el suelo y los dos pudieron ver un mechón de pelo rubio, que no estaba cubierto por la espesa capa de cenizas.
-No los alcanzaremos- dijo Numa.
-Ya lo se... por eso voy a abandonar.
-¿A estas alturas?
-R me ayudará a esconderme, nunca me encontrarán.
Numa no estaba convencido.
-Imagínatelo.
-Kela, ya sabes que te quiero, iré contigo siempre que pueda. Estaré a tu lado, aunque tú no quieras... ni me desees.
-Sabes que no es eso, te amo, Numa, pero...
-Pero eres incapaz de olvidarle- completó la frase- Ya no te quiere y, según lo que me contaste, ya no es el mismo y lo sabes.
-El hombre al que amé está muerto, lo acepté. Pero no acepto la posibilidad de que vuelva.
-No podrás esperar mucho tiempo.
-Tomaré una decisión cuando lo vuelva a ver, te lo prometo.
-¿Y después aceptarás mi amor?
-Eso ya lo he hecho, lo que no he hecho es corresponderlo como te mereces.
Numa se acerco más a ella, cogió su cabeza entre las manos y la besó inténsamente, disfrutando de cada momento, pero esta vez ella no se apartó.
-Iré contigo -le dijo Numa- Pero tienes que saber que esto no es el final.
-Lo sé.

viernes, 18 de mayo de 2012

Los guardianes del tiempo 2


No estaba seguro, pero creía saber quien era, Selvieh, una maga experta en conjuros de agua que venía de un pueblo pesquero.
Tampoco estaba seguro de que ella estuviera embarazada porque era eso lo que había querido decir el sabio. Tenía una buena relación con Kireth, un mago poderoso con un especial interés hacia la enseñanza, por eso era Maestro en la Orden mágica.
Ponía rumbo a Deros, donde se suponía que estaría Selvieh, pero cuando llegó allí nadie la había visto durante todo el día.
De repente una niña le dijo por detrás:
-¿Es usted el mago? Me manda Selvieh
-¿Dónde está?- preguntó
-No quiere ver a nadie, pero me dijo que buscara al mago y que le dijera que quiere dejar de ser Maestra e independizarse.
-Llevame con ella- le pidió el mago, pero la niña no estaba muy convencida el mago le dio unas monedas y ella aceptó.
Selvieh estaba en una casa cualquiera del pueblo, pero en realidad era la casa del médico porque como el mago pensaba: Selvieh acababa de dar a luz.
Era un niño, se llamaba Ramis y sus padres eran magos.
Selvieh cogió a su hijo en brazos, estaba en la cama tumbada. El mago se sentó en una silla vieja y se acomodó hacia atrás.
-¿Qué es eso de que quieres independizarte?- preguntó el mago.
-Quiero cuidar a mi hijo, ser feliz, vivir…
-Pero… Si sus dos padres son magos es un iniciado y…
-¿Cómo sabes si su padre es mago?
-El sabio me dijo que un iniciado desde el principio tendría que encontrar a los guardianes del tiempo.
La noticia la pilló desprevenida.
-¿Cómo sabes que se refería a él?
-Porque también me dijo que le preguntara a la que controla el agua- dijo firme -¿Quién es el padre, Selvieh?
- Si as venido hasta aquí y me has dicho eso, ya lo sabes.
-¿Él también lo dejará todo por el bebé?- se inclinó hacia delante y se frotó la cara de modo cansado.
-Estará cuando lo necesite.
-¿Eso es lo que te a dicho?
-Me enamoré de un hombre ocupado.
-Tendrás que empezar a entrenarlo cuanto antes, tiene un gran futuro por delante.
-su destino es mi destino hasta que sea mayor y para eso todavía queda mucho.
-Tú no lo entiendes
-Sí que lo entiendo, es mi hijo no el tuyo y no puedes controlarlo.
-Sabes que sí que puedo, así que ten más cuidado conmigo Selvieh. Tengo poder suficiente.
-No podrás obligarnos, si tan importante es aceptaré enseñarlo yo misma, pero no puedo hacer nada más por ti.
-Volveré y si no ha iniciado los caminos de la magia me lo llevaré a la fuerza, no tengo nada más que decir- salió por la puerta con un aire brusco.

miércoles, 16 de mayo de 2012

El destino-Soledad


Soledad.
Eso es lo que sentía. Estaba sola. Su arremolinado pelo se movía con el viento, al igual que sus ropajes que habían quedado destrozados.
Pensaba en todo lo que había pasado durante el año anterior y en lo que tenía que hacer en el siguiente.
No pudo aguantar más, se echó a llorar.
Estaba echa un ovillo, en el suelo del campo de hortalizas en el que su mejor amiga le había confiado sus mayores secretos hacía años.
En aquel campo de hortalizas en el que estaba enterrado el cuerpo inerte de su hermana: pequeña, rubia, asustada, amada… tiempo atrás.
A partir de ahora nada volvería a ser igual.
Ella estaba pensando en su siguiente movimiento. Decidió que haría lo que fuera para encontrarle, recorrería mar y aire si era necesario. Pero no estaba segura de su ubicación.
Decidió dejar sus deberes como una de los Elegidos y volar lejos, muy lejos.
Pero por más que lo quisiera no podía. No podía defraudar a la gente que la necesitaba.
Al final se levantó, miró al horizonte, donde el sol se ponía y empezó a andar lentamente, en dirección norte, en dirección a su destino.

martes, 15 de mayo de 2012

En el valle de amapolas

Hacia calor aquel día y Anna, una chica joven, con el pelo como el carbón y ojos oscuros, estaba cansada, pero no se iba a rendir por nada del mundo. Porque tenía que volver, sería sólo temporalmente.
Aun recordaba el día en el que había salido de allí para adentrarse en otro mundo...
antes de llegar a ese mundo perfecto se había preguntado lo mismo todas las mañanas: ¿cómo sería la vida sin problemas, en el campo, sin personas insoportables a tu alrededor, sin preocupaciones?, ¿cómo sería?
Nunca supo responderlas, hasta que nos llamó mi tío. Hacía muchos años que no le veían... Estaba enfermo y no salía de casa ni para visitar a su familia. Su asistente había dimitido y el viejo no consiguió encontrar a otra persona con aquel pequeño sueldo que se podía permitir.
Anna se la imaginaba distinta, si jardín y con muchas comodidades. Ese día se subió al avión, recorrió el mar y al llegar se subió a una furgoneta, que la llevó a casa de su tío.
estaba en medio de un valle lleno de amapolas. De la casa salió un hombre viejo en silla de ruedas. Ella se acercó más y se dio cuenta de que estaba peor de lo que pensaba, tenía la cara pálida, un bajo pulso, estaba calvo y el poco pelo que le quedaba era ya no blanco, si no transparente... Casi no se podía ni mover, pero le recibió con muchos ánimos porque se alegraba muchísimo de verla y de no estar solo en medio de la nada.
La casa era pequeña, pero perfecta para dos: dos cuartos con sus respectivos baños. El suyo tenía vistas al valle, una cama muy cómoda con sábanas de tonos rosáceos claros, una mesilla y un escritorio de madera.
En todo ese tiempo que estuvo allí hizo muchas cosas mientras cuidaba de su tío... Se quitó todo lo que le quedaba de la niñez, conoció a muchas personas del pueblo que estaba cerca de la casita, donde se abastecía de comida.
Ahora volvía para quedarse unos días en la ciudad, quería ver a su familia, pero no quería saber nada de su vida anterior. Armó valor y se despidió de su tío, estaría en buenas manos, John era ahora su mejor amigo y sabía que hacer. Acto seguido se subió al coche, que la llevaría al puerto, donde después de atravesar el mar cogería un avión... Rumbo a la ciudad, rumbo, aunque le costara admitirlo, a su viejo hogar.
Escrito por Patty y retocado y editado por Alba.

Los guardianes del tiempo

Un importante mago se había reunido con un sabio en un camino hacia Sahall... Le preguntó sobre el futuro.
-La vida pasa y pasa muy rápido, tanto que ahora los años son meses, los meses; semanas, las semanas; días, los días; horas, las horas; minutos y los minutos; segundos... Pero lo más importante es que a partir de ahora todo será diferente... Hay guardianes del tiempo, que pueden manejarlo, están entre nosotros y debemos encontrarlos. Alguien debe de hacerlo y no tendrá otro destino hasta entonces.
>>Deberá ser un iniciado desde el principio, pero no podrá conocer su futuro hasta que esté preparado.
-No puede ser: encontrar a un guardián del tiempo es casi imposible y sólo podría haber un iniciado desde el principio sí sus padres fueran magos y estuvieran entre nosotros... No hay tiempo para amor en estos tiempos.
-Habla con la que controla el agua.
Y el mago salió de la estancia y se fué a caballo hacia donde le llevara el destino.

Nombres fantásticos

Alba y yo estábamos pensando en nombres de fantasía y hemos pensado que podríais ayudarnos poniendo los que se os ocurran...
La verdad es que no se nos da muy bien, dice Alba que ya lo vereis en el Libro 1.
Cualquiera nos sirve, así que dejad volar vuestra imaginación.  ;)

Presentación-Patty

Holaa, soy Patty.
Me he unido al blog con mi mejor amiga... Yo colgaré más ideas que historias porque la verdad, no es que se me de muy bien redactar (aunque Alba me dice que le encantan mis historias).
Soy una niña como Alba, sólo queremos vuestras opiniones. a mi n es que me guste mucho leer, pero algunos libros como los de laura gallego garcia, los juegos del hambre, tres metros sobre el cielo o la saga crepusculo me gustan mucho. me gusta escribir pero solo cuandoestoy muy alegre, muy triste o se me ilumina la bombilla. lo que mejor se me da es dar ideas, pintar y bailar. espero que os gusten mis ideas.

lunes, 14 de mayo de 2012

Una peonza entre panteras

Esto es sólo una idea. Yo patino sobre hielo y me gustaría escribir sobre la cosa que más me gusta hacer. En principio pensé en otro deporte, pero sobre este se más cosas.
Una niña se muda de una ciudad donde el patinaje artístico es muy valorado a otra donde es odiado. Es avergonzada e insultada, pero, ¿dejará lo más preciado que tiene o armará valor para patinar y cuidar de sus hermanos a la vez?

Libro 1

Capítulo 1:


LÍA

Me contaron que el día que nací en la superficie había un sol abrasador. Mi madre era la líder de los Pucca, llamada, como no, Pucca. Aunque mi hermana era la heredera del cargo de líder. Me mostraron, en cuanto vi la luz, a los espectadores que esperaban impacientes por saber cómo estaba la madre y el bebé. Me pusieron el nombre de Lía.
Normalmente a los dos años un oráculo predice algo pequeño para los padres. Pero a mi hermana no le predijo nada. Mi madre se enfadó mucho con el adivino, así que cuando llegué yo a que me viera el oráculo. Mi madre esperaba que conmigo dijera algo, ya que yo no iba a ser la heredera, pero cuando vio mi futuro, sonrió. Inmediatamente le dijo a mi madre que pasara y que trajera a mi hermana Zara. Nos sentó frente a ella en esa oscura habitación y nos cogió de las manos. Cerró los ojos y dijo entrando en contacto con los dioses:
- Una fracasará en su misión y pagará su equivocación, pero la más lista encontrará el camino que llevará a todos, con la ayuda de Anwanna, al equilibrio de Los Inteligentes, y al pueblo… -tosió y volvió en sí, no llegó a terminar. Mi madre se quedó sin palabras, nos cogió de la mano y salimos corriendo de allí.
Cuando llegamos a casa nos dijo que no habláramos de lo que había pasado con nadie, pero nosotros teníamos muchas preguntas. Una semana después, se acercó a nuestra habitación para hablar.
–Hola, chicas, quería hablaros de lo que pasó hace unos días en el oráculo, no tiene que… - paró cuando la interrumpí.
- ¿Quién es Anwanna? – pregunté, esperando una simple respuesta.
- Anwanna es la diosa de la tierra y de la naturaleza, boba – dijo mi hermana chinchándome.
- Muy bien, Zara, y después de lo que os tengo que decir tendremos que hablar de eso – dijo mirando a Zara.
- Pero no tiene que… - la ayudé, recordando dónde se había quedado.
- No tiene que preocuparos, el oráculo siempre se equivoca en personas importantes especiales, como vosotros –se veía que se lo había preparado porque parecía que se lo sabía de memoria y en una semana, había tenido mucho tiempo para pensar.
- ¿Preocuparnos de qué? – entonces yo era muy pequeña para comprenderlo, pero mi hermana, aunque tenía seis años, sabía que le iba a pasar algo malo a una de las dos, y se tranquilizó al oír el “siempre”.
Bostecé y entorné los ojos, lo que hizo que mi hermana se tumbara en su cama y mi madre nos diera un beso en la frente a cada una y nos dijera serenamente:
- Buenas noches.
Entonces apareció mi padre avisando a mi madre que nos dejara dormir, yo ya había cerrado los ojos cuando mi hermana, cómo no, tuvo que romper el silencio.
- ¿Y Anwanna? – soltó Zara.
- Mañana.- dijo mi madre en tono cansado.



         Al día siguiente vino un señor, como cada diez días, y nos entregó cincuenta mincas, recién maduras. Son deliciosas frutas de colores que pueden acompañar comidas, ser ingredientes de estas, o meriendas o postres. Mientras mi hermana y yo no tomábamos una minca, yo una de color naranja y Zara una de color verde, mi madre vino para continuar la conversación de la noche anterior.
- Buenos, chicas, tengo que hablaros sobre los dioses que nos miran y cuidan. -Zara y yo estábamos preparadas para lo que nos iba a contar a continuación - Anwanna está en todas las plantas y en todos los ojos de los animales del bosque. Sirius decide sobre la lluvia, el Sol y la nieve por el día, y se transforma en Selene, que vigila las estrellas desde la Luna por la noche.
- ¿Y quién decide la lluvia y eso por la noche? – preguntó Zara.
- Lo hace Selene, pero de ellos en concreto, si queréis saber más, id al archivo e investigar – respondió mi madre. Yo no decía nada, porque quería enterarme y tampoco tenía nada que decir, excepto que no puedo ir sola a ninguna parte, ni acceder al archivo con dos años y medio.
- Del verde mar y de entregar la lluvia a Sirius para que la entregue a la tierra o a Anwanna, está Nerea y de la mala suerte y la equivocación, es K.
- ¿K? – pregunté queriendo algo más concreto.
- No se puede pronunciar su nombre completo.
- ¿Pero por qué? No entiendo – dije sin comprenderlo.
- ¿Quieres que te siga contando todo, o te llevo al archivo? – me gritó, pero lo peor era que nunca antes lo había hecho, pero últimamente, desde visitamos el oráculo estaba de ese humor insoportable.
- Perdón.
- No se debe mencionar nunca su nombre, y ya está.
Hubo un breve silencio. Zara miró fijamente a Pucca esperando a que continuara.
- De la paz, Vrede, y de la guerra, Bellum
- Pero, ¡si son siete los que has dicho! – dijo Zara sin comprenderlo.
- Sí, ¿por? – ahora era yo quien lo entendía menos.
- Porque nuestro signo es un octógono.
- Espera: Anwanna, Sirius, Selene, K, Nerea, Bellum, Vrede y… ¡ah, sí! Conan, el dios del pueblo y de las mincas.
La conversación había terminado. Las creencias, la religión, se transmiten de padres a hijos. Pero si queríamos saber algo más: el archivo. Di mi último bocado a la minca y…
- Es la hora – dijo mi madre apareciendo de repente detrás de nosotras.
- ¿La hora de qué? – preguntó Zara.
- Zara, nos vamos – contestó mi padre seriamente.
- ¿A dónde?
- A un sitio, vamos, si nos damos prisa no tardaremos.
- Pero… - Zara no terminó la frase.
- Venga, será sólo un momento – la animó Pucca.
Zara cogió su minca, le dio un mordisco y siguió a mi padre. Cuando volvió fue todo normal, sólo se reunieron mis padres, como en una charla normal, pero lo que pasó no lo era.


Todo fue normal durante los próximos años. Aprendí a amar la naturaleza, pero también a temer el exterior.
Un día entré en casa. Venía de jugar con otros niños, y tuve casi la misma conversación que tuvieron mi padre y mi hermana hace cuatro años. Entonces me llevó a una casa. En ella había una pequeña mesa de té con un jarrón con algún líquido transparente, pero con un tono rosáceo, había dos sillas viejas y al fondo una estantería de madera con unos cristales como puertas y unas tablas pintadas como cajones. A través de estos se veían objetos extraños, una bola de cristal y una foto en sepia de una niña pequeña y dos pequeños seres extraños. De la nada apareció una mujer de unos cuarenta años.
- Lía, ¿no? – miró a mi padre y sin mover su expresión este, salió de la casa.
- Eh… sí – contesté mirando rápidamente cómo se iba mi padre.
- Bien, pequeña, siéntate aquí – dijo señalando una de las sillas viejas, me dirigí hacia esta y la señora se sentó en la otra, suspiró y dijo:
- Yo soy Betta.
Miré la foto en sepia otra vez y la mujer sonrió. Detrás de ella había una casa de muñecas hecha con madera en la que no había reparado antes.
- Luego puedes jugar con ella, pero antes quiero hablar contigo. Cuéntame, ¿qué tal estás?
- Bien – dije solamente.
- Toma, prueba un poco de esto – cogió la jarra con el extraño líquido y echó un poco en un vaso de cerámica. Me lo acercó y lo miré indecisa.
Al final le pegué un sorbo. Tenía un sabor dulce. Estaba rico, pero nunca antes lo había experimentado.
- ¿Cómo está tu madre?
- Ocupada.
- Normal, pero lo comprendes, ¿no?
- Comprender, ¿qué?
- Que tu madre esté ocupada con su trabajo.
- Ah… eh… sí. – No sabía por qué estaba hablando con ella de esto. Perdón, no sé porqué estaba hablando con una desconocida, pero mi padre era quien me había traído.
Miró a mi vaso y al ver que ya me lo había terminado se levantó rápidamente, salió de la casa y en unos segundos vino acompañada de mi padre.
- Puedes jugar con la casa – dijo como sí hubiera leído mis pensamientos.
- Pero no rompas nada – advirtió mi padre, conociéndome.
Me dirigí a la casita y noté cómo se sentaban. Yo era pequeña, pero lista, e inmediatamente con un espejo en miniatura de la casa lo giré para ver cómo detrás de mí, la mujer cogía la taza de la que yo había bebido y se la ponían enfrene. Mi padre la miraba fijamente. Parecía que estaba esperando a que Betta abriera la boca, pero en vez de eso sacó un frasco del bolsillo de su túnica ancha y se lo echó al vaso. Unos segundos después salió un poco de humo y se me cayó de la mano una muñeca. La cogí rápido para poder seguir viendo a la extraña. Por suerte, cuando volví a enfocar en mi espejo, Betta seguía mirando dentro de la taza. Ya casi no había humo y mi padre todavía la miraba, pero desvió la mirada hacia mí y tuve que hacer que la muñeca bajaba por las escaleras y se sentaba en una mecedora junto a un perro que tenía la lengua fuera y miraba hacia arriba. Volví a mirar por el espejo. Mi padre ya no me miraba.
- Tengo malas noticias. No veía nada con Zara porque esto es una proyección del futuro, pero si no se tiene futuro, no se ve nada, y aquí veo amor, y… no está claro. También veo cómo termina la guerra. Ella lo verá, pero no la finalizará ella… ¡No, no, no! ¡No te vayas! – gritó Betta. Yo no lo entendía mucho, pero me había preocupado y puesto nerviosa. – Se ha borrado – dijo, por último.
Para romper el silencio, decidí hablar después de girarme.
- Mira, papi – dije, señalando a lo más interesante que vi de la casa de muñecas: la cama doble, con tantos detalles y sábanas marrones y rojas. Mi padre tardó un par de segundos en reaccionar, pero al final se levantó y se acercó para verlo desde mi izquierda.
- Mira qué bonita.
- Sí, está muy bien hecha. Nos tenemos que ir. ¿Te apetece una minca?
- Sí, quiero una morada.
- Vale, vámonos a casa – nos dirigimos a la puerta. Mi padre se giró hacia Betta y dijo:
- Eh… gracias – ella todavía estaba paralizada mirando la taza de cerámica, y no contestó.

Idea-Juego de espias

Estoy trabajando en una historia de espias y tengo un problema: se me ocurren dos formas de empezarlo.
Va sobre tres niños que juegan a un  videojuego de espias online. Están entre los 10 mejores y hacen un buen equipo.
Un día llaman a los 50 primeros de la lista para hacer una simulación del juego, pero en realidad es una prueba para entrar en una agencia de espias que evita algo parecido a otra guerra fría.
Tengo dos opciones:
-Que se conozcan de antes de la prueba.
-Que se conozcan en la prueba.
Os lo dejo en vuestras manos, espero alguna respuesta.

Libro 1

Estoy trabajando en una historia sobre unos elfos que están en guerra con otra especie más inteligente.
La protagonista es hija de la líder de los pacifistas, sobrina del rey de las personas que han decidido luchar.
Es una historia de aventuras y amor. Aquí está el epílogo:

¿Quién sabe cómo empezó esta guerra exactamente? Nadie, pero todos sabemos el porqué. Para empezar, tendré que hacerlo desde el principio de todo.
         El pueblo de los elfos empezó a extenderse y Los Extraños, Los Impredecibles, Los Inteligentes, lo hicieron también. Cuando nos cruzamos teníamos miedo a su destreza e ingenio, pero al acercarnos nos dieron una cálida bienvenida.
         Dijeron que nos enseñarían a comprender lo que ellos sabían y nosotros no. Lo primero que nos enseñaron fue a elegir a un representante para poder negociar sobre los términos del tratado de paz y la división del terreno. Esto no nos resultó muy difícil la primera vez, ya que todos sabíamos y aceptábamos que fuera Ría, una sabia maga, con una casa en los Bordes, en la que vivía con sus dos hijos.
         Éramos felices, aunque de vez en cuando, según mi abuela paterna, ella, sus hermanos y amigos tenían pesadillas sobre cómo Los Inteligentes engañaban al pueblo.
         De las pocas cosas que propusimos nosotros, y se llevaron a cabo, fue que teníamos que elegir un nombre para cada tribu. Ellos se denominaron los Issos, que en su lengua propia significaba fuerza y destreza. Ellos hablaban en su idioma, pero para comunicarse con nosotros, aprendieron a hablar nuestra lengua. Pero aunque fueras ciego, los podías distinguir por el acento.
         Aprendimos a convivir y durante un tiempo fuimos felices. Dije que nadie sabe cómo empezó esta guerra porque los Issos nos atacaron, pero… ¿fue antes o después de la separación del pueblo?
         Si los Issos nos atacaron  antes de que el pueblo se separase en dos creencias, los Pucca y los Mínados, fue porque tres cuartos de la población del pueblo dejaron de confiar en ellos, la mayoría Mínados, pero debido a la desconfianza, atacaron. Los Mínados querían destruir a los Issos y nosotros, los Pucca, somos lo que queda de pacífico pueblo, que sólo quería aprender y que los buscaba era la paz.
         Si atacaron después de que el pueblo se dividiera, fue porque los Mínados declararon la guerra.
         Los Issos atacaron sólo para muestra de poder y los Pucca fuimos desterrados a las profundidades.
         De vez en cuando, los recolectores salen para cazar y recolectar mincas de la huerta que tenemos en la superficie. La huerta está cultivada por dos gigantes de los Bordes, que fueron desterrados de sus tierras por agredir a un Issos. Lo único que negociamos con los jefes de ambos bandos de la guerra era que si no se acercaban en un radio de diez metros alrededor de nuestro huerto, no íbamos a intervenir en su guerra, a no ser que decidiéramos unirnos a los Issos o a los Mínados, pero de momento, no íbamos a ceder. 

Presentación-Alba

¡¡¡Holaa!!!
Soy una chica del 1999, me llamo Alba.
Me encanta leer y bueno, también escribir. Mi autora favorita es Laura Gallego que escribe fantasía, he leido muchas obras suyas. También me gusta la ciencia ficción, escritores como Orson Scott Card (El juego de Ender) y Suzanne Collins (Los Juegos del Hambre).
Insisto, comentar con vuestra cuenta de google, publicamos para vosotros y vuestras opiniones.