Ya he empezado a escribir y he decidido colgar un trozo de la historia de ciencia ficción sobre un mundo virtual y una estafadora...
I
Gravedad
El día que lo descubrí era caluroso, me acababan de regalar un
intercomunicador que se pone en la oreja y con los pensamientos puedes enviar
mensajes a otras personas. El mensaje aparece en una especie de pulsera que
viene con el intercomunicador. Aunque la verdad es que solamente tengo dos
amigas, bueno, yo no las consideraría amigas. Una de ellas es mi vecina y como
va a mi clase, hacemos los deberes jutas justo después de comer. La otra es
hija de una amiga de mi madre, de vez en cuando su familia viene a cenar o a
pasar la tarde.
Sin querer se me cayó al quitármelo cuando me iba a dormir, pero
con un simple pensamiento el intercomunicador se quedó flotando en el aire.
Después de eso me quedé en vela toda la noche, practicando mi nuevo poder de
levitación.
Se dice que hace mucho tiempo, a finales del siglo veintiuno, unos
científicos salieron dañados intentando hacer que los coches levitaran... Pero
todavía no ha funcionado, ni que pudieran hacer todo lo que se ha hecho en las
películas de ciencia ficción. Aunque ahora la gente ya casi no usa los
coches... Bueno, al grano, esos científicos adquirieron ese poder y fueron
perseguidos para que continuaran trabajando y ya no era sólo por el
conocimiento del tema, sino también por sus poderes que querían y no debían ser
utilizados. Pero, por suerte, lograron escapar. Tuvieron que vivir bajo falsas
identidades, huyendo y mintiendo durante mucho tiempo, formaron familias.
Bueno, los más afortunados. Crearon descendientes con aquellos poderes, aunque
eran mas desafortunados que afortunados, ya que tener al gobierno detrás de ti
no es agradable.
Se dice que cuando ocurrió la
Primera Batalla Estelar la mayoría de los supervivientes poseían ese poder, ya
que tuvieron más posibilidades. Por eso de vez en cuando un niño hace volar
algo y el Gobierno se lo lleva a la fuerza, estén o no los padres de acuerdo.
Decidí que no se lo contaría a
nadie.